Carta pedagógica: ¿Qué le quita el sueño a un niño?

Carta de Club Libritos
Acompañamiento del libro: El hombre de la luna 
Hablamos de insomnio infantil cuando un niño tiene problemas para conciliar el sueño o mantenerse dormido durante la noche. Una de las principales molestias que genera es la sensación de que su ciclo de descanso no ha sido satisfactorio. Podemos hablar de insomnio crónico cuando el problema permanece durante más de 3 meses, en repetidas ocasiones durante el transcurso de las semanas.
Es normal que los niños despierten por la noche, especialmente los bebés. Conforme crecen, estos episodios disminuyen hasta completar ciclos de sueño de más de 8 horas continuas, pudiendo llegar hasta 12 horas de sueño. Experimentar problemas para dormir es relativamente normal cuando sucede esporádicamente, pero si la dificultad para conciliar el sueño perdura durante varios días puede producir un malestar general, nerviosismo y somnolencia durante el día.

El insomnio infantil se caracteriza por alguna de las siguientes situaciones:

  • Dificultad para que el niño se duerma solo
  • Frecuentes despertares nocturnos con dificultad para volverse a dormir
  • Sueño superficial
  • Duración del ciclo del sueño inferior a lo normal para su edad

¿Cuáles son las razones por las que algunos pequeños pueden tener problemas para dormir? Hay varias maneras de clasificar el insomnio infantil, los tipos de insomnio más frecuentes son el insomnio conductual y el producido por una higiene del sueño inadecuada.

Se clasifica como insomnio conductual cuando los niños no son capaces de conciliar el sueño si están solos. A veces las rutinas de descanso están ligadas a alguna actividad (tomar leche, mecerlos, cantarles), a un objeto particular (un peluche o un juguete), o a la presencia de los padres. Cuando uno de estos elementos falta, el pequeñito no es capaz de quedarse dormido.

El insomnio por higiene del sueño inadecuada es provocado o favorecido por actividades previas a acostarse, como pueden ser comer dulces, tomar bebidas azucaradas, realizar actividades físicas o mentales, tener alguna discusión o episodio de sobresalto, las cuales dificultan que el niño duerma porque permanece en un estado de alerta. Lo mismo pasa con los video juegos y teléfonos celulares. Igualmente algunas actividades durante el día pueden interferir, como dormir siestas muy largas, tener una rutina sedentaria, no contar con horarios fijos para acostarse o irse a dormir muy tarde.

¿Cómo se diagnostica el insomnio? Un profesional de la salud comenzará el diagnóstico creando un historial clínico, para indagar en los inicios del problema y poder descartar factores. Para encontrar el desencadenante deberá preguntar sobre el historial familiar y de comportamientos del pequeñito.

Una buena herramienta es utilizar diarios del sueño, en los cuales se colorean las horas que el niño permanece dormido y se dejan en blanco las horas que permanece despierto, marcando la hora de acostarse y despertarse, la hora en que se apaga la luz, las veces que se despierta, y algunos datos que puedan considerarse pertinentes de registrar como horarios de comida, juegos, lectura, etc.

¿Cómo se puede tratar el insomnio infantil? Un trabajo en conjunto entre profesionales de la salud y los padres puede solucionar el problema. Entre los tratamientos más eficaces están la modificación adecuada de higiene del sueño, intervenciones psicológicas en familia para tratar casos de ansiedad o nerviosismo, y como última medida, el uso de medicamentos bajo prescripción médica.

  • Medidas de higiene del sueño. Se trata de fomentar hábitos saludables para seguir un ritmo cotidiano, así se establecen las rutinas diarias con actividades destinadas durante el día y un ciclo de sueño adecuado durante la noche. Lo recomendable es preparar las actividades nocturnas para un ciclo de descanso prolongado, evitando actividades físicas o mentales que inquieten a los pequeños, limitando también el tiempo frente a la televisión o de videojuegos, la ingesta de dulces o cenar pesado. El ambiente en su habitación debe ser tranquilo, sin ruido ni luces potentes, con una temperatura agradable.
  • Intervención psicológica. Un profesional de la salud debe proponer una terapia adecuada para la edad del niño. Dependiendo la situación, la terapia puede incluir (la mayoría de las veces lo hace) a ambos padres, en caso de que el pequeñito presente síntomas de ansiedad, nerviosismo o depresión. En la mayoría de los casos, la intervención actúa sobre las reacciones de conducta que promueven la resistencia a acostarse a horas adecuadas y buscan abordar el motivo de los despertares nocturnos.
  • Es la última medida que tomaría un profesional de la salud. Se limita para aquellos casos que no muestran mejoría con las medidas antes mencionadas. Siempre debe ser prescrita por un médico, es importante mencionar que actualmente no existe ningún medicamento aprobado por la FDA para tratar problemas del sueño en niños.           

El insomnio prolongado tiene consecuencias tanto físicas como psicológicas en los pequeñitos, comenzando por fatiga, irritabilidad, cambios de humor drásticos, hasta la posibilidad de sufrir insomnio en el futuro, lo cual puede acarrear mayores problemas en su desarrollo cognitivo y conductual. Por eso es importante diagnosticarlo a tiempo, para abordarlo cuanto antes y consultar a un especialista en el área.

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