Carta pedagógica: El mejor amigo de un niño.

Carta de Club Libritos

Acompañamiento del libro:  Vida de perros

Disfrutar el paso de los días a lado de una mascota es una actividad realmente enriquecedora y bastante sencilla, aunque sumamente llena de significados para un niño o una niña. Los pequeños que pasan tiempo diariamente con un animal tienen menos señales de estrés, ansiedad o depresión durante su crecimiento.
Entre todas las opciones para elegir una mascota, los perros son una de las especies favoritas de los pequeñitos. Tal vez sea por su amigable carácter, su energía casi interminable o por su apariencia tan adorable; lo cierto es que pasar tiempo en compañía de un perro es una actividad sumamente divertida, relajante e inspiradora.
Tener un perro como mascota aporta al bienestar emocional durante la infancia, ya que los niños cuentan con un amigo fiel e inseparable con quien pasear, jugar, hacer travesuras o simplemente pasar el rato a su lado. Los beneficios a la salud emocional, física y mental son varios, entre tantos podemos contar:
  • La mejora en los niveles de actividad diaria. Tener un perro en casa mantiene más activos a los peques, ya que necesitan salir a pasear, jugar y gastar los montones de energía que acumulan diariamente. De esta manera propician el ejercicio y la actividad física, tanto para los niños como para sus padres.
  • Las caricias aportan al bienestar emocional. Algo tan simple como pasar un rato acariciando a un perro tiene efectos positivos en la salud. Genera un efecto relajante y reconfortante, reduciendo los niveles de estrés o tensión acumulados.
  • Fortalecen su carácter y personalidad. Una mascota conlleva una serie de responsabilidades en la rutina diaria, por lo que implica estar organizados todos los días para darle su alimento, sacar a pasear, asear su espacio, y organizar periódicamente sus visitas al veterinario, ducha, vacunas, cepillar su pelaje, etc. De esta forma los peques se vuelven responsables, pues si bien no se pueden hacer cargo de todas estas actividades, conforme crecen pueden ir absorbiendo una a una estas.
  • Refuerzan su sistema inmune. Si bien existen casos de personas alérgicas al pelo de las mascotas una predisposición genética, los pequeños que no tienen esa condición y conviven con perros desde una edad temprana fortalecen su sistema inmunológico, previniendo infecciones respiratorias, cutáneas y estomacales en general.
  • Mejoran la salud cardiaca. Al disminuir los niveles de estrés, fortalecer el sistema inmune y la condición física, tener un perro está relacionado con la reducción de niveles de colesterol y triglicéridos en la sangre, dos factores relacionados con enfermedades cardiacas en la edad adulta. Esto se debe a que los niños con este tipo de mascotas realizan más actividad física, tienen menos niveles de ansiedad y nerviosismo, y se sienten mejor anímicamente.
  • Sientan las bases para formar relaciones positivas. Los perros generan vínculos de confianza con sus pequeños dueños, mostrándoles fidelidad, cariño incondicional, compasión y empatía. Estos valores sirven para que los niños asimilen mejores relaciones sociales con amigos y compañeros del colegio, formando relaciones afectivas sanas.
  • Disminuyen la agresividad. Algunos niños con hiperactividad o una actitud atrabancada pueden perder los estribos fácilmente, llegando a tener episodios de agresividad cuando se encuentran en conflicto. Los perros ayudan a controlar estos impulsos, dotando a los peques de paciencia, además de servir como soporte emocional ante un evento que pueda hacerle sentir frustración o enojo.
  • Los perros nos hacen sentir queridos siempre. El cariño de un perro es incondicional, cuando se crea un lazo entre la mascota y su cuidador se inicia una relación inquebrantable de cariño y complicidad. Un dato curioso es que cuando un perro ve llegar a su dueño, su cerebro segrega una cantidad enorme de serotonina (conocida como la hormona de la felicidad).
La oportunidad de tener un perro en casa durante la infancia incrementa las condiciones favorables para asegurarle a los pequeños un desarrollo óptimo, creciendo a lado de un cómplice de aventuras. Incrementa su sentido de la responsabilidad de forma gratificante y positiva si es que las condiciones en su entorno familiar son propicias.
Un aspecto importante a considerar y tener bien claro, es que un perro no es un juguete ni un capricho. Incorporar un perrito a la casa es básicamente incorporar a un miembro más a la familia, quien ocupará un espacio, necesitará de cuidados, comidas, atención médica, tiempo, comprensión y cariño, atenciones que les retribuirá con su amor y lealtad de por vida.
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