Diagnóstico de TDAH ¿Qué hacemos ahora?

Niña feliz coloreando y a los costados sus colores

Diagnosticar a un niño o niña con TDAH (Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad) puede ser un proceso complicado, debido más que nada a que algunos de sus síntomas característicos son comportamientos frecuentes durante la infancia, aunque de forma desmedida: no poder permanecer quieto, dificultad para esperar su turno, ser desorganizado, propensión a perder cosas, impulsivos y dificultad para manejar sus emociones.

 

La diferencia con el TDAH es que estos comportamientos son tan frecuentes, intensos y descontrolados que causan problemas en el entorno cercano del pequeñito en cuestión. Un experto que consulte a un niño con estos antecedentes solo considerará el diagnóstico si se presentan los comportamientos asociados (falta de atención, hiperactividad e impulsividad):

  • Con más frecuencia de lo habitual para niños de su edad
  • Durante un periodo prolongado.
  • En más de un entorno, tanto en casa como la escuela, el parque, etc.

 

Estos síntomas también pueden estar asociados a otros diagnósticos, como la ansiedad, la depresión, alguna condición postraumática, etc. Un profesional deberá descartar cuidadosamente las posibles razones del comportamiento a través de una valoración que puede requerir varias sesiones de consulta. Un médico capacitado para dar este diagnóstico puede ser:

  • Un pediatra
  • Médico familiar
  • Psiquiatra
  • Psicólogo clínico
  • Psicólogo escolar
  • Trabajadores sociales

 

No existen análisis de sangre o algún tipo de escáner que arroje como resultado si un pequeño tiene TDAH, el diagnóstico se realiza a partir de un estudio basado en su comportamiento, los informes de padres, familiares o maestros, así como de un proceso de observación de ciertos comportamientos o la capacidad del niño para realizar ciertas tareas. Un niño no debe ser diagnosticado solo porque sus papás o profesores lo consideren demasiado activo o distraído.

Niño aburrido en su clase

En promedio, a los pequeñitos con TDAH se les diagnostica cuando cursan la escuela primaria, pues los síntomas se hacen más notorios al presentar dificultades para tranquilizarse, concentrarse, seguir instrucciones, participar en juegos de roles por turno, por mencionar algunas. Es común que algunos niños más pequeños de un mismo curso (por una diferencia de algunos meses apenas), sean catalogados como hiperactivos o con déficit de atención, aunque esto se deba a que en realidad son menos maduros que sus demás compañeritos.

 

¿De qué manera afecta el TDAH?

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad hace que los niños tengan dificultades para prestar mayor interés y que se muestren enérgicos o inquietos la mayor parte del tiempo, lo que provoca que les cueste más trabajo desarrollar algunas habilidades como mantener la atención, controlar su comportamiento y sus emociones, así como a aprender a llevar a cabo actividades que requieren de calma y concentración. Esto provoca que desarrollen una actitud impulsiva, muchas veces difícil de tratar por personas externas a su familia, amigos, etc.

 

Algunos problemas que pueden presentar, son:

  • Parecer despistados o distraídos, por lo que pueden dar la sensación de no escuchar a otras personas, además de tener dificultad para organizarse, concentrarse en una cosa a la vez y seguir instrucciones en el colegio.
  • Permanecer inquietos gran parte del tiempo, brincando, trepando, corriendo, agachándose, andando de un lugar a otro, haciendo las cosas a prisa sin tomarse la paciencia que requieran, lo que los hace propensos a cometer errores por descuido.
  • Al ser impulsivos, suelen interrumpir a los demás, hablando sin pensar en sus palabras, experimentando explosiones emocionales que los llevan a perder los estribos, careciendo de autocontrol en repetidas ocasiones y siendo propensos a desafiar las normas y romper las reglas o límites establecidos en casa, la escuela, etc.

 

Es posible que en un inicio los papis no sepan que estos comportamientos sean síntomas de TDAH, probablemente pensarán que es una etapa o simplemente tienen un mal comportamiento, lo que deja a los pequeños sin un tratamiento o acompañamiento adecuado, lo que puede provocar episodios de ansiedad o depresión posteriormente.

Niña distraída, con su libreta y colores a un lado.

Si a su hijo o hija le han diagnosticado un TDAH, las recomendaciones que consideramos importantes son:

  • Involucrarse en su acompañamiento. Investiga en los medios que tengas a la mano, habla con el médico sobre los avances y evolución del tratamiento. Si le han prescrito algún medicamento, vigila atentamente sus dosis, tiempo entre cada toma, reacciones secundarias, y cuida que el lugar donde los almacenen sea seguro para que no estén al alcance de otras personas.
  • Aprende de qué manera afecta el TDAH a tu peque. Identifica los problemas que surgen a raíz de su condición para trabajar en ellos. Hay pequeñitos que necesitan aprender formas para prestar atención y otros que requieren de mecanismos para guardar la compostura y la calma. Busca opciones para desarrollar estas habilidades a partir de terapias, dinámicas, juegos y pequeñas acciones que puedan replicar en su cotidianidad.
  • Vayan un paso a la vez. No intenten trabajar todo al mismo tiempo, empiecen por pasos pequeñitos, enfocándonos para lograrlos. Motiva a tu peque y felicítale cuando noten cambios en su actitud y sus formas de reaccionar.
  • Notifica al profesorado del diagnóstico una vez se haya confirmado. Haz equipo con sus profesores, reuniéndote a menudo con ellos y estando al pendiente de sus avances escolares y las relaciones con sus compañeros.
  • Apliquen dinámicas de disciplina basadas en objetivos. Aprende cuáles son los mejores enfoques de disciplina para un niño con TDAH y cuáles pueden ser contra producentes. Los niños suelen ser muy sensibles ante las críticas, la mejor forma de corregir su comportamiento consiste en motivarlos y apoyarlos, con correctivos que enseñen, motivándolos a reflexionar para corregir sus acciones en lugar de castigarlos.
  • Establezcan expectativas claras. Antes de ir a algún lugar, hablen con su peque sobre cómo quieren que se comporte ahí. Céntrate en enseñarle lo que debe hacer en vez de reaccionar ante lo que no deba.
  • Hablen sobre el tema. No vean su diagnóstico como un tema tabú, ayúdale a entender que no es una especie de castigo. Ayúdale a que transforme esas dificultades en fortalezas, canalizando esa energía y carácter extrovertido de forma positiva para su formación.
  • El punto más importante: la relación con tu hijo. Los niños con TDAH suelen experimentar sentimientos de rechazo y miedo de decepcionar a sus padres, sintiendo que no son lo suficientemente buenos para ellos. Protege su autoestima y procura su relación por encima de los resultados académicos o los comentarios de terceras personas.

Muestra una actitud paciente, comprensiva y tolerante hacia él. Recuérdale todos los días cuánto lo quieres, que crees en su potencial y ves todas las cosas buenas que tiene para ofrecerle al mundo.

Niña recibiendo tratamiento para el TDAH

El TDAH presenta mejoras cuando los peques reciben tratamiento, llevan una dieta saludable, realizan ejercicio físico, tienen ciclos de sueño adecuados y sus padres muestran una actitud de apoyo y entendimiento ante su condición. Ayuda a tu peque a entender qué es el TDAH, demuéstrale que es una forma en la que la vida nos muestra que tan diversa es la raza humana, toma nota de lo que le ayuda a controlarse y trabaja con sus maestros o personas a cargo de su educación y cuidados. De esta manera y con el acompañamiento médico ideal podrán obtener resultados satisfactorios.

 

Una vez dictaminado, el TDAH implica un proceso detallado de evaluación en sus cambios y evolución. Es esencial que los padres comprendan las necesidades de su hijo o hija, estableciendo un vínculo sólido con las personas encargadas de sus cuidados y educación. Más allá de las dificultades iniciales, la paciencia, comprensión y amor incondicional son fundamentales para fortalecer la autoestima del pequeño y facilitar su crecimiento óptimo. Con un enfoque integral que incluya tratamiento médico, hábitos saludables y un entorno emocionalmente saludable, se puede lograr una mejora notable en la vida de los pequeños con este diagnóstico.

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