Cómo enseñar el valor de la gratitud


Cada día es una nueva oportunidad de ver las maravillas que nos rodean, como las aves, el amanecer, la luna y principalmente la familia, que incluye pequeñas personitas que comparten contigo, y te llenan de una enorme dicha; cuando las ves dar sus primeros pasos, decir sus primeras palabras, sentir sus pequeñas manos en tu rostro y con la misma ternura recibir un detalle desde su inocencia, desde un dibujo hasta una pequeña piedra, eso sí, con mucho cariño, porque son detalles que brotan desde su corazón para expresarte cuanto te aman. Estas son las cosas que nos hacen sentir agradecidos.

La gratitud es un valor y un sentimiento que todos somos capaces de expresar y recibir de otros, nos hace sentir felices y en armonía con la vida; John F. Kennedy decía: “Debemos encontrar tiempo para detenernos y agradecer a las personas que hacen la diferencia en nuestras vidas”.  

En el transcurso de la vida nos han enseñado este valor con frases como… “se dice gracias” , “sé agradecido”; de pequeños lo hacíamos por dos razones: por obediencia, y cuando papá o mamá nos sorprendían con una comida especial,  juguete o una salida a nuestro lugar favorito. La palabra “gracias” era un símbolo de emoción; ahora como adultos lo entendemos, pero ¿Cómo podemos enseñar a los pequeños el valor de la gratitud? y ¿cómo podemos demostrarles a ellos nuestra gratitud?

La infancia es una etapa clave para la educación emocional, pues de esto dependerá que nuestros pequeños desarrollen autocontrol, empatía y habilidades sociales; definitivamente nuestros hijos no vienen con manual de instrucciones cuando nos convertimos en papás; así que toma un respiro, porque lo más importante para enseñar ya lo tienes y es el amor, y para orientar a tu peque en este proceso, te dejamos algunos tips que pueden servirte: 

Desde lo básico.

Con tu pequeño/a, dedica unos minutos al final del día, y platiquen sobre todas las cosas buenas que sucedieron durante su jornada (conocer nuevos amiguitos, visitar la casa de los abuelos, la lluvia que refrescó la tarde, etc.). Estos aspectos servirán como recuento de todas las cosas bonitas que nos rodean.

Como un espejo.

Recordemos que los pequeños imitan lo que ven, enseñemos con el ejemplo a decir “GRACIAS”, con nuestras palabras pero también con nuestras acciones.

Gracias por tanto.

Enseña a tu pequeño a decir o demostrar gratitud a los que nos rodean, esto crea buenas relaciones sociales, emocionales y una actitud positiva.

Alimenta la mente.

Una forma de conducir a los chiquitos en la exploración de las emociones, es a través de la lectura, encontrarás diversos autores que han elaborado libros con materiales interactivos para que los peques estimulen sus sentidos y exploren sus emociones.

 

La gratitud es un maravilloso sentimiento y un valor que aporta no solo equilibrio emocional para los pequeños, sino que también mejora su interacción con el entorno social.    

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