Carta pedagógica: La importancia del legado familiar para los niños
12 mayo, 2023

Acompañamiento del libro: Alma
“Las generaciones pasan como caen las hojas de nuestro árbol genealógico. Cada nueva flor crece y se beneficia de la fuerza y de la experiencia de los que estuvieron antes” (Heidi Swapp)
Podemos definir el legado familiar como aquello que puede transmitirse de una generación a otra, por ejemplo, un sistema de valores, principios o prácticas. Es un soporte espiritual, emocional y cultural, que pasa de padres a hijos de generación en generación.
Muchas veces, como padres, pensamos en dejarle a los hijos una herencia que consiste en bienes materiales, dinero o propiedades, con la finalidad de dejarles un beneficio económico y material. La principal diferencia entre una herencia y un legado radica en que el legado se transmite en vida.
Los niños nacen con una remarcable carga genética, pero el ejemplo de sus padres es el primer legado que reciben. La vida de los niños se ve modelada por la convivencia familiar y la interacción humana, producto de la sociedad en la que se desenvuelven.
Los pequeñitos pasan por etapas de imitación a sus padres, de adoración y también de alejamiento y diferenciación, de rechazo y reconciliación. En este proceso de aprendizaje, el apego emocional, el tiempo de calidad en familia, el entendimiento de sus necesidades físicas y emocionales sirven para establecer un vínculo que fortalece la imagen del padre o madre como ejemplo a seguir. El cerebro de los pequeñitos almacena la información conductual y reflexiva que observa en sus padres para imitarles en un futuro. Un niño concentra mayor atención en las acciones antes que en las palabras de sus padres.
Todo cuanto ocurre frente a los ojos de un niño, todo lo que escucha y ve de sus papis va conformando una especie de patrimonio emocional que dejará un impacto en su vida. En su memoria quedarán guardados los momentos que de una u otra forma lo impactaron. Así es como los pequeños comienzan a formar un criterio personal, perfilando los aspectos positivos y negativos ocurridos en su entorno social más cercano.
La imagen personal que construye un niño sobre su mamá y papá se va perfilando de acuerdo a los aspectos positivos o negativos que le transmiten a su hijo. Imitando a sus padres es como suelen poner en práctica lo que ellos le transmiten con sus acciones diarias.
Un legado familiar puede pasar de generación en generación, motivado por una serie de conductas o prácticas llevadas a cabo por algún miembro destacado del núcleo familiar. Una actitud de servicio, trabajo duro o un espíritu resiliente son ejemplos que pueden delegarse a las generaciones venideras dentro de una tradición familiar. Igualmente puede ocurrir de manera negativa, con actitudes violentas, abandono familiar, malos hábitos de salud, etc., que serán replicados por las nuevas generaciones ante la falta de un ejemplo positivo a seguir.
La clave para relevar un legado familiar positivo a las generaciones posteriores radica en los valores que se transmiten de padres a hijos y, en que exista coherencia entre lo que dicen los padres y sus acciones cotidianas. Los niños son un reflejo de sus padres, si les pedimos que sean ordenados, debemos serlo nosotros, pero si el ambiente en casa es hostil, con gritos y regaños, seguramente los pequeños repliquen esas actitudes entre sus amigos o con sus compañeros de escuela.
Transmitir pautas de comportamiento correctas para tus pequeños requiere, ante todo, de un buen ejemplo. Un modelo a seguir debe adecuarse a su entorno para servir como un patrón de comportamiento real, en una sociedad a la que los hijos pertenecerán más temprano que tarde. El dinero desaparece y los bienes materiales se deterioran, en cambio, una buena educación jamás se pierde.
Fomentar la curiosidad y la creatividad en los más chiquitos, así como transmitirles un sistema de valores para dirigir su vida ante los retos que les presente la vida, son las mejores herramientas con las que podemos dotar a los niños para que ellos mismos se proyecten con metas y sueños en el camino hacia su auto realización. Motivarlos a formarse como profesionales, aprender un oficio, un nuevo idioma, una disciplina deportiva o artística, serán pautas que marcarán su desarrollo.
El tiempo dedicado para jugar con tus hijos, comiendo con ellos, acompañándolos a sus actividades extra escolares, pasando tardes de esparcimiento practicando algún deporte o una actividad artística o manual, siendo partícipes de sus aficiones y compartiendo las propias será primordial para atender sus necesidades y crear una historia familiar en común.
Piensa por un momento qué es lo que te gustaría transmitirle al mundo después de tu partida. ¿Quiénes heredarán tu legado?, ¿qué herramientas les estás facilitando para la posteridad?, ¿cómo los estás preparando? El legado es una herencia que se entrega en vida y perdura como ejemplo para las generaciones nuevas.
