Carta pedagógica: La importancia del juego en la niñez

Carta de Club Libritos
Acompañamiento del libro Tina juega al escondite
Pensar en infancias felices indudablemente nos remonta a imaginarnos niños jugando, esto porque el juego es una parte esencial en el desarrollo óptimo de un niño. Podemos entender el juego como hacer algo por diversión para pasar un momento agradable.
El juego y los juguetes ayudan a los niños a desarrollar su motricidad, sociabilidad, estimula su creatividad y espontaneidad. Además de que se desenvuelven plenamente, aportando a la conformación de su personalidad al interactuar en distintos ámbitos, ya sea jugando solos, con sus compañeros de la escuela, familiares o amigos.
Las dinámicas de juegos y diversión se encuentran en una constante evolución durante el desarrollo de nuestros pequeñitos. Las actividades que llaman su atención dependerán de la edad e intereses del niño, ya que no es lo mismo jugar con un bebé de unos meses de nacido que jugar con un pequeño de tres años, puesto que los estímulos que reciben del exterior incentivan sus sentidos de maneras distintas.
En las primeras etapas del desarrollo de un niño el juego debe implicar el auto conocimiento, la estimulación temprana de sus sentidos y actividades motrices, así como la experimentación segura con su entorno. Es común que los bebés jueguen con sus manos y pies, toquen texturas que les generan distintas sensaciones o que producen sonidos, así como también huelen y prueban objetos que encuentran a su alcance. Podemos inferir que las primeras etapas de juego están relacionadas con la exploración de su entorno, lo cual llevan a cabo muchas veces solos o animados por sus padres.
Una vez pasados los primeros meses de un bebé y al interactuar con otros peques, lo más común es que lleven a cabo un proceso de asimilación de su entorno a través de la imitación o repetición de acciones. Así es como poco a poco comienza el proceso de socialización con sus semejantes. El proceso de socialización puede ser estimulado al introducir a un niño en un espacio donde conviva con otros infantes, ya sea al asistir a reuniones familiares o con amigos de la familia que tengan hijos de la misma edad, al asistir a la guardería o jardín de niños, o al estar en constante convivencia con más niños en su ambiente cotidiano.
Conforme entran en etapas de desarrollo más avanzadas, a partir de los 5 años, las dinámicas de juego se conforman de procesos más complejos. Pueden comenzar a jugar con otros niños en entornos donde dan rienda suelta a su imaginación. Eligen juguetes de acuerdo a los intereses que despiertan a través de la evolución de su personalidad. Ya sea que elijan jugar con pelotas, muñecos, carritos, animales de peluche o prefieran juegos como correr, esconderse, andar en bicicleta o patines, pintar o dibujar; es a partir de esta etapa y hasta los nueve a diez años que pasarán la mayor parte de su tiempo pensando en cómo llevar a cabo las ideas que surgen en sus tiempos de esparcimiento.
Una vez que entran al sistema escolar puede ser bastante común que generen ciertas distracciones durante su horario de clases. Es normal que los niños jueguen y se distraigan, cada uno se desarrolla de acuerdo a sus procesos, no es necesario acudir con un especialista si ocasionalmente se distraen jugando o platicando con compañeros, incluso si repentinamente reciben llamadas de atención de sus docentes.
Una herramienta súper efectiva para ayudarlos a centrar su atención es la lectura. Durante toda su etapa de crecimiento podemos introducir horarios para leer, lo cual además de crear en ellos un hábito, les ayudará a progresar en su proceso de atención. Al fomentar en ellos la lectura como parte de sus tiempos de esparcimiento verán en ella una herramienta para acrecentar su imaginación y sus posibilidades a la hora de jugar.
La hora del juego puede estar relacionada con la hora de la lectura. Es completamente normal que un niño se distraiga al momento de estarle leyendo, puede que la historia les recuerde una situación o lleguen a relacionarla con algo en su entorno cercano, podría ponerse a platicar saliéndose del tema, o incluso pueden ponerse a jugar mientras les leemos. Con el tiempo desarrollarán el interés por permanecer quietos o callados para no perderse detalles de la narrativa. He ahí la importancia de escoger lecturas que les agraden.
Debemos recordar siempre que todas las infancias son únicas, cada niño brilla con un brillo particular.
No forcemos sus procesos de acuerdo a pautas marcadas. Los niños pueden tardar un poco más de lo estimado para adaptarse en sus etapas de crecimiento. El ejercicio de la crianza no es nada sencillo, pero el amor por ellos es la mejor guía en este camino, ¿qué mejor manera de cultivarlo? Con tiempo de calidad a su lado.
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