Carta pedagógica: Inteligencia emocional para niños

Carta de Club Libritos
Acompañamiento del libro: La babosa cariñosa

La niñez es una etapa durante la cual aprendemos constantemente, a veces de manera intensiva. Parte primordial de esos aprendizajes radica en el manejo de los sentimientos y las emociones. Por momentos pueden generar situaciones difíciles en la vida escolar y familiar, provocan berrinches, una baja o nula tolerancia a la frustración, generan llanto como herramienta expresiva y muchos otros comportamientos típicos de la infancia que no son más que reflejos de un mal manejo de las emociones.

Además de ser una etapa de descubrimientos y aprendizajes, pueden existir condiciones o trastornos donde el manejo de las emociones es todavía más complicado, como es el caso de niños con TDAH. Muchos niños etiquetados de “desobedientes” pueden no ser más que el reflejo de un mal manejo de sus emociones. Educar a los niños no se limita únicamente al ámbito escolar o “convencional”. Como podemos intuirlo, la educación emocional es también parte medular de una educación completa.

El ejercicio de una educación emocional es conocido como inteligencia emocional. Este término es relativamente nuevo, se define como la capacidad de una persona para controlar sus sentimientos o emociones y entender las de los demás. Se encuentra relacionada con cómo actúan las personas ante ciertos eventos o en cómo lidia con las emociones de otras personas.

De acuerdo con el autor del libro “Inteligencia emocional: por qué es más importante que el cociente intelectual”, Daniel Goleman, la inteligencia emocional tiene cinco principios básicos:

 Autoconciencia
Autorregulación
Motivación
Empatía
Habilidades sociales

Aprender cada principio permite tanto a niños como a adultos socializar y relacionarse de manera eficaz, con respeto y comprensión. Los pequeñitos se enfrentan a retos todo el tiempo debido a su constante aprendizaje en un mundo nuevo ante sus ojos. Ejercitar su inteligencia emocional favorece el conocimiento de sí mismos, conociendo sus emociones pueden expresarlas de manera positiva y encontrar soluciones ante las problemáticas que se les presenten en la vida.

Entre las diversas ventajas de desarrollar una inteligencia emocional en la niñez destacan:

  • El niño toma conciencia de su identidad, su “Yo” se desarrolla al mismo tiempo que aprende a interactuar con sus semejantes.
  • Lo ayuda a identificarse como individuo, comienza a reflexionar sus sentimientos, piensa, desea y crea. Empieza a reconocer la magnitud de sus decisiones y capacidades, aprendiendo también el valor del esfuerzo.
  • Agudiza su carácter crítico. Se vuelve más asertivo para detectar las emociones de los demás e identifica las situaciones en términos que puede reconocer como buenos o malos (desarrolla una noción de ética).
  • Comienza a explorar sensaciones que pueden ser difíciles de expresar o definir verbalmente. Deja de ver el mundo en dos tonos, además de sentirse feliz o triste también identifica otras sensaciones como celos, vergüenza, seguridad o confianza.
  • Entiende las emociones como una forma de autoconocimiento. El autoconocimiento lleva al conocimiento de los demás, al igual que el auto respeto lleva a respetar a quienes nos rodean.

Reflexionando estos principios podemos deducir que la inteligencia emocional es una de las necesidades propias del ser humano, para crecer y desarrollarse con éxito en su entorno social. Los niños que desarrollan una inteligencia emocional suelen tener mayor confianza en sus capacidades, lo que les permite tomar mejores decisiones y mantener relaciones sanas con los demás.

Ayudar a los pequeñitos a desarrollar su inteligencia emocional les ayudará a tener una vida adulta más plena. Los volverá personitas empáticas con sus iguales, reduciendo problemas como el bullying y la posibilidad de desarrollar actitudes impulsivas o generar malos hábitos.

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