Carta pedagógica: Hablemos de libertad para sentirnos más libres
05 junio, 2023
Acompañamiento del libro: Erase una vez una jaula
Entendemos la libertad como aquella capacidad de una persona para tomar decisiones y actuar de acuerdo a su propia voluntad, sin ser restringido mediante una fuerza o coerción. Implica también el respeto hacia los derechos y la autonomía de los demás. Es importante hablar con los pequeñitos sobre conceptos e ideas como la libertad, ya que implican valores fundamentales para nuestra sociedad, por lo cual es primordial que los niños entiendan su significado para lograr un desarrollo integral.
Al hablar con los niños acerca del tema debemos enfatizar en la importancia de respetar los derechos y libertades de otras personas, así como en la necesidad de actuar con responsabilidad al ejercer nuestra propia libertad. Recuerda la frase: “Mi libertad acaba donde comienza la de alguien más”. No podemos vivir en una sociedad libre imponiendo nuestros gustos o decisiones sobre las de otras personas. De esta forma podemos desarrollar correctamente el tema con los niños, relacionando la libertad con valores como la justicia, la igualdad y la democracia.
También resulta muy importante explicar a los niños que no existe una libertad absoluta, pues siempre encontraremos límites en su ejercicio. Es necesario respetar las leyes y normas que rigen nuestra sociedad, ya que estas son necesarias para proteger los derechos y seguridad de todos. La libertad ejercida sin límites ni conciencia se convierte en libertinaje y puede llegar a convertirse en una actitud dañina hacia las personas que nos rodean.
Los niños necesitan aprender a formarse en 3 tipos de libertades fundamentales, independientemente de su edad, para un desarrollo adecuado. Estas son:
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Libertad de pensamiento
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Libertad de sentimiento
Los niños experimentan sus propias emociones, al igual que los adultos. La diferencia recae cuando experimentan algunas nuevas o más complejas, ya que es cuando los pequeños tienden a reaccionar con rabietas, berrinches o enfados, pero el hecho de no entenderlas no significa que deban ignorarlas. La solución adecuada es compartir esos sentimientos en un espacio seguro para expresarlas, sin emitir juicios y mucho menos catalogar el problema como algo sin importancia.
Los padres deben ser emocionalmente más inteligentes, dándoles la oportunidad de expresar sus sentimientos sin emitir juicios de valor. Reflexiona con tu peque, dile que las emociones se van así como vinieron. No se trata de menospreciar su sentir, sino de incitarle a tomar las riendas de su gestión emocional. Al generar un espacio seguro con sus padres, los niños aprenden a compartir sus emociones e inquietudes, fortaleciendo también su empatía y el vínculo familiar.
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Libertad de movimiento
El ser humano se mantiene en constante movimiento, es parte de su naturaleza ir de un lado a otro. Lo podemos percibir claramente con los niños, yendo de un lugar a otro, ya sea corriendo, saltando o escondiéndose.
Se recomienda a los padres evitar un carácter proteccionista con sus pequeñitos. Frases como “no corras”, “no brinques”, “no te subas ahí”, “te vas a lastimar”, etc. limitan el desarrollo natural de los niños. Procura dotarles de un espacio seguro donde puedan desenvolverse a la hora de jugar. De esta manera le otorgarás una libertad de movimiento, lo cual resulta bastante benéfico para adoptar una actitud activa, dinámica, que sepa afrontar miedos y evite un estilo de vida sedentario.
Tratar el tema con pequeñitos, explicándoles el valor de la libertad como un concepto fundamental en nuestra sociedad actual los ayuda a reflexionar acerca de su capacidad de tomar decisiones informadas, pensando en la responsabilidad que recae en ellos al tomar decisiones en su día a día.