Carta pedagógica: Establecer límites en la infancia según Montessori

Carta de Club Libritos
Acompañamiento del libro Súper cerdo 
Los límites son “las reglas del juego” en la educación. Nos permiten enseñar conductas, proteger y transmitir valores a los más chicos. Pero… ¿Cómo ponerle límites a los niños de manera adecuada? No es una tarea sencilla y tampoco existe una única manera de hacerlo, sin embargo, si hay algunas ideas que nos pueden ayudar a establecer límites de forma positiva, que sean justos, proporcionados y contengan una enseñanza para nuestros hijos.
Puede que los niños necesiten tiempo para adaptarse a ello, pero una comunicación adecuada debería servir para hacerles entender que no deben rebasarlos. Una primera idea es empezar por límites sencillos y aumentar la exigencia a medida que la madurez del niño lo permita.
Otra idea importante a destacar es ponerle límites bien claros y explicados a los pequeños, transmitiendo claramente cuál es el límite y por qué no deben sobrepasarlo, explicando las consecuencias de sus acciones si llegan a hacerlo.

La técnica PERA para poner límites a los niños según Montessori

Todos los padres quieren que sus hijos crezcan en libertad para encontrar su lugar en el mundo, donde puedan desarrollarse de forma natural. Para ello es necesario ponerles límites, ya que estos sirven de guía para que sepan convivir con respeto y armonía con quienes les rodean. De cierta forma, establecer límites es una expresión de amor de los padres hacia sus hijos.
Las siglas PERA se refieren a todo lo que hay que evitar a la hora de establecer límites con nuestros hijos.
  • Prohibiciones constantes

A nadie le gusta tener detrás de sí a alguien mirándonos con cara de desaprobación diciendo NO todo el tiempo. NO corras, NO te duermas tarde, NO hagas esto ni aquello. Es mejor optar por evitar los límites negativos y sustituirlos por límites positivos. En lugar de decirle a un niño “no corras, te vas a caer”, dile “camina despacio porque el piso es resbaladizo y puedes lastimarte”.

 

  • Etiquetas

Las etiquetas modifican la forma en que un niño se percibe a sí mismo. “Eres un flojo”, “eres un malcriado”, “eres un grosero”, son palabras que pueden hacer eco en el interior de los chicos.

 

  • Resentimiento

Algunas veces podemos estar muy enojados cuando toca el turno de reprender a los hijos, ya sea por cuestiones personales, del trabajo, etc. Sin embargo, descargar nuestro enojo en los niños resulta contraproducente, pues en lugar de hacerles reflexionar acabamos por lastimar sus sentimientos. Respira y aclara un poco la mente, date unos minutos para replantear la situación.

 

  • Amenazas o castigos

Las amenazas y castigos pueden funcionar a corto plazo, ya que el niño puede dejar de hacer lo que provocó el regaño para no tener que lidiar con el castigo propuesto. Sin embargo, no se trata de una herramienta positiva ni respetuosa con las emociones del niño, lo cual puede provocar que su actitud empeore posteriormente.

También hay ciertas consideraciones que debemos tener en cuenta para establecer límites de manera positiva.

  • Los límites deben estar sin que se noten

Más que servir como oficiales que dictan órdenes, el papel de los padres debe ser el de poner el ejemplo, para servir de inspiración a los niños para que respeten las normas y límites impuestos en casa de forma natural, sin pretensiones ni simulaciones, estando mamá y papá de acuerdo con lo establecido.

  • Deben tener en cuenta las necesidades del pequeñito

Esto significa que los límites cambian de acuerdo al crecimiento y madurez de los peques. Los límites deben tener en cuenta el respeto hacia los niños, pero también su seguridad. Eso supone poner límites en aquellas situaciones que puedan poner en riesgo su integridad.

  • Límites flexibles

El sentido común debe prevalecer, teniendo en cuenta la situación y contexto al momento de proponer los límites en casa. No deben estar enfocados en los errores de los niños, estos deben ser abordados de manera positiva, respetando su naturaleza y su salud emocional.

Hay límites que pueden modificarse en algún momento, como dormirse tarde viendo una película, cenar pizza en lugar de una cena adecuada, etcétera, pero hay otros que deben ser siempre sólidos, pues pueden llegar a comprometer su integridad física o moral, como salir a la calle sin supervisión de un adulto, hablar con personas desconocidas o negarse a cumplir con sus deberes escolares.  

Establecer límites es parte medular en la educación de un niño, ya que a partir de estos comienza su camino en el autocontrol y autoconocimiento, lo que le lleva a la integración de una disciplina personal. Una persona disciplinada es quien ha logrado dominarse a sí misma, pudiendo regular su propio comportamiento. No solo está preparada para un ámbito social, escolar o familiar, sino para la vida en general.

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