Carta pedagógica: Educación ambiental para niños

Carta de club libritos
Acompañamiento del libro Hoja

La educación ambiental es la enseñanza de valores ambientales para una formación humana en armonía con la naturaleza. Se trata de un proceso que se aprende y lleva a cabo de por vida, cuyo principal objetivo es formar personas conscientes con su entorno natural, capaces de reflexionar sobre el impacto ecológico en su comunidad y de aportar soluciones efectivas basadas en conocimientos adquiridos y aptitudes desarrolladas.

Enseñar valores ambientales durante la infancia debe proponerse el objetivo de formar niños y niñas que asuman responsabilidades sociales para proteger el medio ambiente y aprendan valores ecológicos tales como respetar la biodiversidad, reciclar, reusar y reducir sus residuos, así como mantener un estilo de vida y hábitos de consumo amigables con el medio ambiente en donde viven.

El desarrollo sustentable y la conciencia ambiental son conceptos que van de la mano con la educación ambiental, el primero busca proponer soluciones efectivas para el desarrollo tecnológico, económico y social que sean amigables con el medio ambiente, y la conciencia ambiental busca despertar el espíritu de reflexión acerca del impacto ecológico que tienen las actividades humanas.

La enseñanza de estos valores ambientales no solo crea una conciencia ecológica en los pequeñitos, también los educa como mejores personas y mejores ciudadanos a través de la formación de hábitos positivos con el ambiente. Recuerda, la creación de hábitos forma parte de la construcción de su identidad y estilo de vida.

Según la UNESCO, los cuatro objetivos de la educación ambiental para niños son:

  • Sensibilizarlos para reflexionar en torno a los problemas medio ambientales.
  • Fomentar su interés por el cuidado y mejora del entorno.
  • Desarrollar en ellos la capacidad para aprender acerca del medio ambiente en donde se desenvuelven.
  • Ampliar sus conocimientos ecológicos, con temas como los recursos naturales, la vida silvestre, el paisaje, el agua, el aire, el suelo, energías renovables y la importancia de preservar especies en peligro de extinción.

La curiosidad en la infancia facilita el interés de los pequeños por entender lo que pasa en el mundo a través de su observación y exploración. Al conocer desde chicos el impacto de sus actos para el planeta, comienzan a desarrollar una conciencia ambiental que los motiva a pensar en soluciones para los problemas que acontecen en su comunidad.

¿Cómo aprenden los niños a amar el medio ambiente?

Partamos de una premisa bastante ilustrativa: “Nadie ama lo que no conoce”. Si queremos que los peques desarrollen un cuidado, amor y protección hacia su entorno natural deben primero conocerlo. Los niños aprenden a través de las experiencias directas y la imitación de actitudes, patrones de conducta y acciones. Para lograr que desarrollen amor por la naturaleza es indispensable proporcionarles experiencias que enriquezcan su vida. De esta manera aprenderán a valorar y respetar la gran variedad de hábitats y la diversidad de especies que los conforman.

En esta tarea es importante estimular a los niños a través de actividades que promuevan su interés, su creatividad y su compromiso. Algunos ejemplos para estimular el interés en ellos son:

  1. Realizar salidas y excursiones. Visitar reservas naturales, escalar montañas o cerros, como también tener un picnic en el río o la playa son excelentes opciones para trasladar la teoría a la realidad y poner en contacto a los chiquitos con los ecosistemas.
  2. Plantar un árbol y cuidarlo. Aprenden de reforestación y responsabilidad.
  3. Cultivar un huerto. No es necesario que construyan en un espacio grandísimo, en la comodidad de su patio o un espacio óptimo se puede comenzar con hierbas de olor como manzanilla, menta o romero, o bien con zanahorias, papas o alimentos que no requieran cuidados tan especiales.
  4. Hacer composta. Una excelente alternativa para transformar los residuos orgánicos en nutrientes para el suelo.
  5. Observar y descubrir los ecosistemas. Incentiva su curiosidad, motiva su interés y despierta su carácter investigativo.
  6. Respetar a plantas y animales. Así aprenden que todas las formas de vida importan y cumplen un rol.
  7. Ahorrar luz y cuidar el agua. No porque paguemos un servicio significa que no tengamos una responsabilidad en la emisión de contaminantes o el desperdicio de un recurso tan vital como lo es el agua.
  8. Convertirse en recicladores. Reducir, reusar y reciclar son tres reglas de cabecera para el cuidado ambiental.
  9. Investigar e informarse. Motívalos a aprender más acerca de lo que les rodea, las maneras en que las acciones diarias tienen un impacto sobre el medio ambiente y promover maneras de reducir los efectos negativos de las actividades humanas sobre los ecosistemas.
  10. Limitar el uso del auto. Elegir utilizar el transporte público o medios alternativos como la bicicleta.

La naturaleza nos obsequia maravillas y riquezas sin igual, nos dota de salud y vitalidad a cambio de ofrecerle respeto, ¿de qué manera? Cuidando los recursos que nos ofrece. Recuerda que la tierra no es una herencia de nuestros padres, sino un préstamo de nuestros hijos. Educa a tus pequeños en casa y enséñales a amar la naturaleza cuidando de ella y todo lo que representa.

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