Carta pedagógica del libro Lobo

Carta de Club Libritos

Acompañamiento del libro: Lobo

¿Qué pasa cuando comemos? 
A todos nos gusta comer, sin duda es uno de los momentos que más disfrutamos de nuestro día. Y es que se trata de un ritual acompañado de un montón de sensaciones: entre los sabores, los aromas, las texturas, formas y colores de los alimentos, sumándole también la compañía de nuestros seres queridos, se trata de toda una fiesta para nuestros sentidos. 
Puede que para los niños sea una experiencia contrastante, pues conforme descubren nuevos alimentos su paladar comienza a inclinarse por ciertos sabores, así como las presentaciones y prácticas alrededor de la hora de comida, llegando a amar ciertos platillos, pero a rechazar algunos otros. Por ello es importante explicarles el papel de la alimentación en su crecimiento.
En esta carta pedagógica, exploraremos un poco acerca del proceso digestivo, cómo funciona y cómo nuestro organismo reacciona de diversas maneras ante los alimentos que les proporcionamos.
¿Todo inicia por la boca?
Llega la hora del almuerzo y tu peque se dispone a disfrutar el lunch que le preparaste con mucho cariño. Puede ser un emparedado de quesos acompañado de fruta picada, al terminarlo toma un gran vaso de agua de limón para correr a jugar con sus amiguitos antes de la hora de entrada del receso. 
Dentro de unos minutos estará pensando en otra cosa, resolviendo ejercicios matemáticos o leyendo algún tema de su libro de lecturas y se habrá olvidado por completo de lo que acaba de comer. Pero todavía lo tiene en el estómago, entonces, ¿qué pasa con lo que comió? 
Nuestro sistema digestivo comienza a funcionar desde antes de dar el primer bocado, y sigue con el proceso durante las próximas horas después de acabar con la comida. El proceso digestivo permite que el cuerpo humano obtenga los nutrientes y energía que necesita para funcionar correctamente.
Antes de dar el primer bocado, cuando olemos un alimento sabroso, cuando lo vemos o pensamos en él, es cuando comienza el proceso de digestión, al formarse saliva en la boca. 
Cuando comemos, la saliva inicia el proceso de descomposición de los nutrientes que contienen los alimentos, ayudándonos a ablandarlos para que nos resulten más fáciles de pasar. La lengua ayuda moviendo los alimentos por la boca mientras los masticamos con los dientes. Una vez hemos saboreado y triturado un bocado, lo pasamos por la garganta hacia el esófago, donde comienza la siguiente parte del proceso digestivo. 
El esófago aplasta la comida para descender al estómago, el cual podemos describir como un saco elástico donde se almacena lo que hemos ingerido, se descompone en una mezcla líquida cuando se digiere y se vacía lentamente en el intestino delgado. 
El intestino delgado es un tubo largo, acomodado en el área abdominal y que mide casi 7 metros de extensión. Su función es la de descomponer la mezcla de alimentos procedente del estómago para que el cuerpo pueda absorber las vitaminas, minerales, proteínas, carbohidratos y grasas, con ayuda del páncreas, el hígado y la vesícula biliar.  Este proceso puede tardar alrededor de 4 a 5 horas, y al finalizar los nutrientes pasan al torrente sanguíneo, iniciando por el hígado, el cual se encargará de distribuirlos por todo tu organismo. 
Mientras, los desechos que no fueron aprovechados siguen su paso por el intestino grueso, órgano que se encarga de absorber el agua y minerales que el organismo puede aprovechar, para endurecer la mezcla final que acabará por volverse una mas más sólida que pasa a través del colón y el recto, la última parada del tubo digestivo. ¿Adivinas dónde acaba? Bueno, te daremos una pista: para perderlo de pista tendrás que ir al sanitario y jalar de la palanca del WC. 
El intestino grueso empuja los desechos sólidos hasta que llegan al recto, donde se quedan hasta que sientes ganas de ir al baño, que es cuando nos desprendemos de ellos expulsándolos hacia el WC. 
Podemos mantener un sistema digestivo saludable bebiendo suficiente agua y llevando una dieta balanceada, con alimentos ricos en fibra y bajos en grasa. Las frutas y verduras, los cereales integrales y los granos ayudan a mantener una digestión sana. 
El sistema digestivo es una parte muy importante de nuestro cuerpo, sin él no podríamos obtener los nutrientes para desarrollarnos y practicar nuestras actividades diarias. Además de los órganos que involucra directamente, todo nuestro cuerpo depende de este proceso para un bienestar óptimo en general. 
Para los niños, aprender sobre cómo funciona su cuerpo es una experiencia educativa muy importante. Comprender los procesos fisiológicos de su organismo puede ayudarles a tomar decisiones más saludables sobre sus hábitos alimenticios y los cuidados que tienen consigo mismos. 
Mantener una dieta nutritiva y entender el funcionamiento de su cuerpo son lecciones que les servirán toda la vida. El conocimiento es el primer paso hacia un desarrollo saludable. 
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