Acompañamiento del libro: Salvemos el Nautilus
La cocina es un entorno ideal para incentivar el desarrollo temprano con los niños, ya que aprenden sobre alimentación y propiedades nutritivas, además de salud, matemáticas, física, química, incluso un poco de geografía e historia, entre muchas otras áreas de aprendizaje. En este texto te hablaremos del por qué cocinar es una de las mejores actividades que puedes hacer con los pequeños en casa.
Históricamente, la labor de la cocina ha sido un punto de encuentro para las familias. Al calor del fuego, generaciones de padres e hijos han ido fortaleciendo sus lazos, aprendiendo sobre la naturaleza mientras nutren su cuerpo y alma. Aunque desgraciadamente, y como consecuencia del ritmo de vida moderno, se ha convertido en una tarea que queda relegada a segundo plano.
El primer y más importante beneficio que aporta a los niños cocinar con sus padres es pasar tiempo de calidad juntos. Esto es fácil porque se trata de una actividad ideal para conectar, favoreciendo la comunicación, la concentración, el trabajo en equipo y el apoyo mutuo.
Es primordial mencionar que para acompañar adecuadamente a los peques en sus primeros pasos en la cocina deben estar bajo supervisión adulta, en un espacio acondicionado para su edad y las tareas que van a desempeñar sin poner en riesgo su integridad.
La conexión que tenemos con la comida es casi mágica, ya que cuando cocinamos estamos preparando los alimentos que pasarán a nutrir nuestro cuerpo y así poder desempeñar nuestras actividades diarias. Los beneficios de enseñar a los peques habilidades para cocinar son múltiples, pero podemos destacar algunos como:
Darle a los niños la oportunidad de preparar sus alimentos por sí mismos es una experiencia de empoderamiento que fortalece su confianza y sentido de autonomía. Una forma de incentivarlo es destinando un espacio seguro en la cocina para que tu hijo o hija pueda acceder a frutas o verduras que le sirvan al momento de prepararse un bocadillo.
- Genera habilidades de concentración
Muchas tareas de cocina requieren de una capacidad de concentración refinada, lo cual es importante para el desarrollo en la infancia. Una muestra de esto es la expresión de seriedad que pone un niño mientras pela una naranja o una mandarina. Los niños tienen la capacidad para concentrarse en tareas que llaman su atención, lo cual podemos incentivar destinando un espacio seguro para ellos en la cocina. Esto le hará sentir mayor confianza de desarrollar las actividades, concentrándose mejor para completarlas.
- Fomenta el aprendizaje multisensorial
A través de la comida utilizamos todos nuestros sentidos. Probamos, olemos, sentimos, vemos y escuchamos cuando cocinamos y luego comemos, por lo que la cocina es excelente para el desarrollo sensorial de un niño.
Cocinar con tus hijos es una buena manera de fomentarles adoptar una alimentación variada, ya que al estar en contacto con diversos ingredientes es más probable que accedan a probar alimentos nuevos mientras los preparan o ayudan en su preparación, en lugar de ser presionados para comerlos sin conocerlos.
- Desarrolla la motricidad fina
Las tareas de cocina requieren del desarrollo de habilidades de motricidad fina, tales como la coordinación ojo – mano. Al pasar un líquido de un recipiente a otro se fortalece el desarrollo y control de la coordinación con las extremidades. Lo mismo pasa con actividades como amasar, pelar zanahorias o huevos duros, rebanar y cortar ingredientes, solo por mencionar algunos ejemplos de actividades que ayudan a mejorar las destrezas motoras.
Al describir los procedimientos, ingredientes y artefactos de cocina también enriquecemos el vocabulario de los pequeñitos, ya que les demostramos el lenguaje propio de la cocina. Explicarles los procedimientos mientras cocinamos los ayuda a identificar con mayor facilidad los elementos que componen la cocina, tales como ingredientes, utensilios o pasos a seguir. Utiliza palabras como “para empezar”, “luego de esto” y “finalmente” para introducir una secuencia en los procesos.
- Incentiva las habilidades matemáticas
La cocina es también un lugar donde podemos aplicar conceptos matemáticos de forma práctica. Puedes contar con tus hijos cuántos huevos ocupa una receta, cuántas cucharaditas de sal, cuántas tazas de harina se ocupan, el tiempo que resta para sacar un platillo del horno, las fracciones en las que tenemos que dividir un pastel, y un largo etcétera de situaciones en que ocupamos los números antes de degustar una rica comida.
- Incentiva las habilidades científicas
Cocinar es, por lo menos en esencia, una ciencia práctica. La cocina es también un laboratorio donde podemos inventar e innovar platillos. Los niños aprenden de reacciones, cambios en las consistencias o en los colores, qué sucede cuando cambiamos las porciones marcadas en las recetas o cómo se transforman los alimentos al cocinarlos. Mostrarle a los pequeños el mundo de posibilidades que ocurren dentro de la cocina encenderá su curiosidad y los ayudará a asociar conceptos científicos con procedimientos en la cocina.
- Enseña autorregulación y responsabilidad
Los niños solo pueden aprender a autorregularse si se les presenta la oportunidad, y en la cocina es un buen lugar para comenzar. Cocinando aprenden la importancia de mantener un espacio ordenado y de seguir instrucciones para obtener un resultado.
Este es un paso importante para comenzar a cultivar su sentido de responsabilidad, ya que al tener mayor control sobre sus propias acciones pueden acceder a nuevos retos, como utilizar un pelador de papas, un cuchillo para cortar rodajas de verduras o a aprender a poner los alimentos al fuego para su cocción. Además de aprender a limpiar su área de trabajo y mantenerla ordenada.
Es increíble como una actividad tan cotidiana puede aportar tantos beneficios en el desarrollo de los niños. Cuando los volvemos partícipes del proceso les transmitimos también la idea de que confiamos en ellos, en sus capacidades y en que su contribución es importante para todos en la familia.